En esta montaña rusa llamada vida, nunca paramos de aprender, y el diseño es parte de esa locura. ¡Prepárate para el caos! Siempre está ese dilema de objetos diseñados que parecen no servir para nada, al menos a simple vista. ¿Esa pieza gráfica alucinante que anuncia un concierto pero te desafía a descifrar la fecha? ¿Arte o diseño? Cuando estudiaba Bellas Artes, diseñar se volvió la elección obvia, la forma más lógica de darle sentido a la existencia entre la estética y la funcionalidad.
Mi experiencia en Ironhack ha sido fundamental para mi desarrollo en diseño UX/UI, destacando la importancia del enfoque inclusivo y colaborativo. En este entorno de aprendizaje, he internalizado la premisa de que el diseño no solo debe ser estéticamente agradable, sino también accesible para todos los usuarios, independientemente de sus habilidades o características. La consideración de la diversidad de usuarios ha moldeado mi perspectiva, impulsándome a crear soluciones que derriben barreras. Además, el carácter colaborativo del diseño ha sido esencial, fomentando la comunicación efectiva y la co-creación en equipo. Esta mentalidad no solo mejora la calidad de mis proyectos, sino que también contribuye a la creación de experiencias digitales más significativas y accesibles para un público diverso.
Si no me mancho, es que no estoy pintando. Contar con Isabel Tristán como profesora en la Facultad de Bellas Artes en Valencia fue un auténtico privilegio. Ella despejó mis miedos a ensuciarme y me sumergió de lleno en el fascinante proceso de oxidación de los materiales, con un sinfín de recetas que convirtieron el lienzo en mi propio campo de experimentación. Ser un alquimista de la pintura, ya sea en papel, lienzo o cualquier superficie disponible, es lo que realmente me apasiona. Esa inmediatez en los resultados, definida por la obra en sí, marca mi visión del ARTE con mayúsculas, porque así debería ser. La paciencia solo se asoma cuando el material lo requiere.